¿Por qué cambiar el mobiliario de oficina?
Estaréis de acuerdo con nosotros si afirmamos que la sociedad cambia a un ritmo vertiginoso en un breve espacio de tiempo.
Pensad en un periodo relativamente corto, sin ni siquiera cambiar de siglo, por ejemplo desde el año 2001 hasta nuestro días. Los servicios evolucionan, la tecnología cambia nuestros hábitos de vida y todo ello contribuye a que el mercado laboral se adapte a los servicios y hábitos que demandamos.
Si está es la realidad de nuestro día a día, ¿por qué no implementarla en el mercado laboral, en nuestro puesto de trabajo?
Todas aquellas empresas que no se adaptan a las nuevas necesidades y hábitos de sus grupos de trabajo, aquellas que emplean el mismo mobiliario de siempre -mobiliario obsoleto e inadecuado que puede ser causante de bajas laborales-, con espacios mal condicionados acústicamente, mal iluminados o mal organizados, tienen los días contados en está evolución.
Para realizar esta evolución se necesita una transformación integral que potencie a las personas a innovar, a cambiar y a ser creativos. La herramienta más potente para realizar este cometido es el mueble, esté nos permite cambiar el diseño del espacio y, con él, las rutinas de trabajo que nos permiten adaptarnos a los hábitos actuales, promoviendo la colaboración, la comunicación y el aprendizaje a partir del mobiliario y su distribución.
El diseño debe estar orientado a crear espacios funcionales que permitan a cada trabajador realizar su labor de la manera más práctica y cómoda posible. Pero el diseño también ha de orientarse de modo que los puestos de trabajo queden integrados en espacios de comunicación y colaboración fomentando el trabajo en equipo.
El mobiliario ha de ser confortable y ergonómico para que cada persona pueda ajustar su puesto de trabajo y así evitar dolores, lesiones y la consecuente baja laboral (puedes consultar nuestra guía de ergonomía). Otros aspectos como la correcta iluminación de la estancia, el orden del puesto de trabajo y los espacios de almacenamiento son elementales para conseguir un espacio de calidad.
Además del propio puesto de trabajo, para diseñar el total del entorno hay que tener en cuenta que no realizamos las mismas tareas durante todo el día. Reuniones, llamadas de teléfono, momentos de lectura, redacción de textos, etc. Es muy importante ser conscientes de los flujos de trabajo y crear espacios acordes que permitan que las personas se sientan mejor y así sean más productivas.
El mobiliario tiene que responder a estos flujos de trabajo, combinando espacios que potencien la concentración con otras áreas más abiertas que favorezcan la comunicación y el trabajo en equipo.
Desde hace unos años, la tendencia en el diseño de oficinas es el trabajo en espacios abiertos (también denominado "open space" u "open office") para los cuales el mueble es una herramienta fundamental para vestir y/o dividir estos espacios. Dividir departamentos, zonas direccionales o de reunión, puntos de encuentro o relajación. Con este nuevo rol, las personas se sienten más libres para hacer distintas acciones en el día a día.
Otros espacios tradicionalmente menos relevantes en la oficina, cómo las cocinas o los comedores se están aprovechando para, además de descansar y/o comer, crear un aula multiusos. Esto se consigue con mobiliario versátil que nos permita variar la funcionalidad del espacio según sean nuestras necesidades.
Otra de las cosas que se está adaptando a los tiempos modernos es el liderazgo. Los gurús de recursos humanos y sociología ponen de manifiesto el actual liderazgo que pasa por la cercanía con el equipo, el compromiso y la integración del mismo.
Las decisiones ya no las toma una sola persona sino un colectivo y el conocimiento no es de un individuo sino de una comunidad, un equipo! Por ello, debemos estar cerca, comunicar, debatir y compartir ideas en un espacio apropiado para ello.
Resumiendo, el valor añadido del mobiliario y del diseño de un espacio es un activo clave para la captación del talento y el sentimiento de pertenencia a la Empresa. Es un factor en el que el salario ya no es el único punto decisivo para un trabajador, las personas tienen en cuenta todos estos factores intangibles que les hacen sentirse bien todos los días.